Incontinencia urinaria de esfuerzo (IUE) es el escurrimiento o pérdida involuntaria de orina que experimenta una mujer y puede ser demostrada objetivamente durante la exploración física.

La IUE se manifiesta con la salida involuntaria de orina, desde unas pocas gotas hasta la pérdida de un chorro considerable al realizar esfuerzo físico mínimo, que aumente la presión intra abdominal como al reír, toser, saltar, estornudar o levantar objetos pesados.

La pérdida involuntaria de orina se presenta en diferentes edades de la vida y depende de múltiples factores.La incontinencia de urgencia, es decir, aguantarse el deseo de orinar cuando la vejiga está repleta hasta que llega un momento en que la orina se escapa, pasa a cualquier edad y es causa de infección de vías urinarias. La de "esfuerzo" es frecuente a partir de los 30 años y tiene un pico de presentación a los 45 años.

Habitualmente decimos que la IUE encuentra sus causas en alteraciones de la estátia pélvica, esto es, cambios anatómicos y funcionales de vejiga, uretra, músculos, fascias y ligamentos del piso de la pelvis; el peso del útero sobre la vejiga, particularmente durante el embarazo; y alteraciones de la médula espinal o de ramas nerviosas que inervan el aparato urinario.No debemos olvidar otros factores como la obesidad, alteraciones hormonales de la menopausia y la senilidad, así, como el haberse sometido a procesos, estornudar o levantar objetos pesados.

Para efectuar un diagnóstico correcto hay que establecer los factores externos y los trastornos de las vías urinarias que originan la incontinencia y realizar una exploración física minuciosa que incluya un examen de la sensibilidad perianal, estudios analíticos, radiológicos y neurodinámicos, tomando en cuenta los antecedentes y enfermedades concomitantes, como las neurológicas, aquellas que tienen relación con el sistema nerviosos central y las intervenciones quirúrgicas previas que hayan afectado al tracto urinario.

La incontinencia urinaria es uno de los problemas sanitarios más antiguos y angustiosos que las mujeres pueden padecer, ya que experimentan molestias físicas y sienten vergüenza y temor a ser rechazadas socialmente. Esta alteración afecta los aspectos de la vida diaria como el descanso, el desempeño de una actividad laboral o de recreación; por lo tanto las consecuencias no son solamente físicas sino también psicológicas lo cual produce una tendencia al aislamiento y a la depresión.

Al momento se dispone de procedimientos de última tecnología como la colocación de bandas y mallas que elevan la uretra restituyendo el ángulo que se ha perdido por debilidad del piso de la pelvis.